miércoles, 14 de octubre de 2009

IMPRESIONES DE UN POEMA FINAL DEL LIBRO "DIARIO DE MUERTE" DE ENRIQUE LIHN




De los tantos poemas que he leído, muchos no revelan nada; y esos que revelan demasiado son los imprescindibles para el lector. Lihn sabe muy bien que el lenguaje es para transmitir, para crear un lenguaje poético que tiene que ser transmitido de una forma que sea através de sus designios, de sus imégenes pobladas de dolor ante sus días finales. Ahora teniendo el tiempo suficiente para valorar y descifrar sus verdaderos designios , y sobre ello es mi principal objetivo frente a la lectura de este libro. Su último libro Diario de Muerte fue escrito por Lihn cuando estaba en cama, enfermo de Cancer, y escribío esos poemas como prefigurando su deceso muy cercano. Averiguar los designios que desea transmitir el poeta es complejo, ya que de allí comienza todo, su potente visibilidad de transformar la atmósfera, su música verbal que se desliga jamás de su sentido exquisito de su decir.  Lihn al final de sus días se resigna, su lucha es espíritual y no cesa, y eso se cristaliza hasta en esos momentos y sigue creando, su cuepo agoniza, pero no su alma ni su pensamiento. Lihn se resigna a su muerte, la oye venir, o se puede pensar que la muerte le dictará los versos, pero su deceso, pienso yo, lo afronta de forma positiva. Reflejada subjetivamente en los versos finales del poema:
¿No sería deseable a recibir una comunicación?

"La enfermedad imita a la vida. La vida no puede imitar a la muerte.
De las dos, la imitación de la vida es el mejor espectáculo".


No hay comentarios:

Publicar un comentario